Antes y después: la moderna rehabilitación del Chalé das Três Esquinas

Marisa Alcore Marisa Alcore
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Hoy os traemos un nuevo libro de ideas en nuestra sección homify 360°. Un libro de ideas que habla sobre un proyecto titulado Chalé das Três Esquinas. No será necesario traducir el nombre, por tanto, pasaremos directamente a explicar el exterior e interior de este original edificio. Ubicado en la localidad de Braga, en el norte de Portugal, el exterior rezuma el encanto histórico de las construcciones típicas de la zona con la influencia inesperada de la arquitectura de Los Alpes. Hasta aquí resulta, cuanto menos, curioso. 

El antes

En su origen, la casa fue construida como una extensión de la construcción vecina, el pequeño palacio de la ciudad situado en el centro de esta ciudad románica y medieval. Antes de su reconstrucción, su aspecto podía describirse en una simple frase: tiempos pasados siempre fueron mejores. Pero al igual que con las construcciones vecinas, los edificios se dejaron a su propia deriva durante años, hecho que provocó la pérdida de la esencia y el carácter de la calle, gracias a las pequeñas intervenciones que durante casi 120 años provocaron la pérdida del carácter original. Casi en estado de ruina, un estudio de arquitectos aceptó este reto e ingenió la manera de devolver de manera cuidadosa el encanto de antaño. El resultado de las obras fue maravilloso y, desde entonces, el Chalé das Três Esquinas sirve de ejemplo a los proyectos de restauración del barrio.

La fachada principal

La fachada de la casa ha sido devuelta a su origen, a su pasado encanto pintoresco. Todos los detalles han sido extremedamente cuidados, como la sustitución de los marcos de aluminio por marcos similares a los originales en madera o la preservación de la decoración de los aleros . La primera de ellas por la izquierda, de color turquesa, aporta un toque jocoso a un barrio ennegrecido por el paso del tiempo. Las demás, mantienen su carácter tradicional, pero actualizado.

La fachada a la plaza interior

La plaza interior, de aspecto descuidado, se llena de verde. De manera puntual se plantan diferentes naranjos. Hermosas flores blancas, un aroma embriagador, vistosas frutas, frescas sombras en verano y, en definitiva, un paisaje de espectáculo. Su fachada posterior, la oeste, es un fiel reflejo de la fachada este. Sin embargo esta vez no se pinta de turquesa, si no de un blanco brillante que refleja la luz. Desde esta perspectiva el contraste es más evidente: nuestro pequeño edificio de tres tejados convive, mano a mano, con un auténtico palacio. 

Espacios obsoletos

El interior de la construcción también se encontraba en estado crítico. La falta de cuidado y mantenimiento habían convertido los espacios interiores en lugares olvidados y anticuados, que no solo no cumplían las necesidades exigibles a un espacio habitable, también daban lugar a una atmósfera interior donde se respiraba tristeza y desolación. La reforma echó luz a este edificio convirtiéndolo en un lugar de aspecto totalmente diferente. 

El concepto

El interior, totalmente restaurado, busca calidad espacial y contemporaneidad: construcción, elementos y programas tradicionales adaptados a un estilo de vida actual. Durante años, el interior perdió su funcionalidad a través de espacios excesivamente compartimentados que no aprovechaban la luz natural proveniente  las fachadas este y oeste. Entre los objetivos del proyecto, se buscó dar solución a esto: recuperar el programa, esencialmente doméstico, y su distribución original. 

La iluminación natural, por tanto, es un punto clave a lo largo de todo el proyecto. Los espacios, ahora fluidos, permiten que esta conquiste cada uno de los espacios interiores, haciendo brillar el pavimento de madera y el blanco del ambiente.

El programa

Junto al programa habitacional, se plantea la necesidad de añadir una espacio de trabajo. Debido a la reducida superficie en planta, se adopta la estrategia original de jerarquizar los usos por plantas. Bajo esta solución y aprovechando un desnivel entre las dos fachadas, la zona dedicada al estudio se ubica en planta baja y de manera semienterrada, con relación directa a la calle y disfrutando de la luz de la fachada Oeste: la cálida y misteriosa luz del atardecer. Con el fin de aislar e impermeabilizar esta planta, se emplea el mármol de Estremoz portugués. En esta estancia, el paisaje blanco se altera con el negro del mobiliario, creando una atmósfera elegante y sofisticada. 

El programa doméstico, por tanto, se ubica en las plantas superiores, relacionadas con el patio interior y la luz del amanecer. En planta primera se ubica la zona de día: salón-comedor y cocina. La última planta, por tanto, se reserva para el programa de noche con el dormitorio, un vestidor y un aseo. 

El eje

Uno de los lugares más importantes del proyecto era la escalera. Elemento indispensable de comunicación vertical de todo edificio en altura, la escalera necesitaba cobrar un nuevo carácter en esta rehabilitación. En el estado previo que vemos en esta imagen, este lugar era un espacio oscuro e independiente que solo servía para subir y a bajar a plantas estancas que no se intercomunicaban más que con peldaños. 

La escalera

La escalera se convierte en el corazón del proyecto, así como en un elemento vertebrador de las diferentes planta. Se mantiene su estructura y aspecto, sustituyendo el entarimado de madera de los peldaños y pintando el resto de blanco, consiguiendo una imagen congelada en el tiempo. En su ascenso, los tramos se van estrechando reflejando la naturaleza cambiante de los espacios que va conectando. Su geometría y construcción filtra las relaciones visuales entre el programa permitiendo, al igual que con las visuales, que la luz cruce verticalmente el volumen del edificio a través de sus huecos. 

Los espacios

Huyendo de soluciones convencionales de espacios compartimentados con tabiques y casas llenas de puertas, se crean espacios fluidos, donde sólo la escalera divide en dos el espacio y define los perímetros de las diferentes salas: salón-cocina y dormitorio-aseo-vestidor. En esta misma linea, el mobiliario, también escaso, busca la funcionalidad bajo la estrategia de mínima expresión. Sus superficies, también brillantes, persiguen un objetivo en común: poner en valor a la luz, reflejándola en todas las direcciones. 

Bajo cubierta

En la última planta, el dormitorio, donde el único protagonista es el techo: una estructura restaurada de madera, donde se abren huecos con visuales al cielo. También aquí, el blanco pinta la totalidad del espacio: una imagen fría que contrasta con la calidez del pavimento. 

Con la idea de crear una imagen única a todo el proyecto, se emplean los mismos materiales en todo el proyecto: la madera con su color natural en el pavimento y la escalera y el mármol en planta baja y en las superficies de los cuartos húmedos. 

En nuestro magazine, podrás encontrar más libros de ideas como este en nuestra sección de homify 360°

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