Jardines fantásticos y a bajo costo

Gabriela  García Gabriela García
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No todos los jardines son  frondosos y exuberantes como quisiéramos. Algunas veces es porque la tierra no es de la mejor calidad, no hacemos los cuidados adecuados, regamos de más o de menos o están expuestos a climas muy rigurosos. Pero hay secretos que te pueden ayudar a lograr el jardín de tus sueños: así como las personas toman vitaminas cuando se sienten sin energía, los jardines también pueden recibir una dosis extra de nutrientes para verse más lozanos.

No hace falta gastar mucho dinero en fertilizantes y agroquímicos ya que en casa tenemos muchas opciones que pueden hacerle bien a tu jardín o huerta. Lo maravilloso es que la mayoría son productos de origen vegetal, que respetan las tendencias actuales que buscan ser más amables con el medio ambiente. Fijate qué fácil y con qué poco podés mejorar tu jardín

​1. Remové o ará la tierra

Esta tarea ayuda a mejorar las condiciones del suelo y evita que se acumule un exceso de agua en la superficie.  Si el suelo es muy seco ayuda a que se formen macroporos que mejoran el drenaje y la retención de humedad. También permiten el ingreso del oxígeno tan vital para las plantas, y reducen e impacto de la amplitud térmica entre el día y la noche, lo que da mayor confort a las raíces y favorece el desarrollo de las plantas. 

La mejor época para arar o remover la tierra es cuando está bien seca, y lo podés hacer en tu jardín o huerta con un arado de mano o herramientas como azadas, rastrillos o incluso una rama resistente. Tenés que remover la tierra para que se deshaga y  quede bien suelta, y con una pala mezclás la de la superficie con la de las capas más profundas, y después pasás un rastrillo para alisar.

2. ​Activá el crecimiento con ortigas o consuelda

La ortiga (o urtica dioica, su nombre botánico) es un gran fertilizante que aporta hierro, magnesio, azufre, calcio y cobre. Se utilizan sus ramas y hojas -desechando semillas y raíces- que conviene cosechar con guantes porque pueden te pinchar o causar urticaria. La consuelda o lengua de vaca (symphytum en latín) es rica en potasio, y sus raíces profundas absorben nutrientes de capas que son inaccesibles para otras plantas. Como crece mucho conviene tenerla en un lugar apartado del jardín y podarla dos veces al año. Podés cortar hojas para agregar al compost, que además de enriquecerlo con sus nutrientes acelera el proceso de descomposición de la materia orgánica.

Otra forma de aprovechar las propiedades fertilizantes de estas dos plantas es preparando un té para regar. Para ello ponés hojas y tallos en un balde lleno de agua y lo dejas tapado 2 semanas. Pasado este tiempo colás este liquido -si tenés compostera tirás ahí estos restos-  y guardás el “té” en un bidón. Se usa para regar en una proporción equivalente a 1 parte de té y 10 partes de agua, y es excelente para favorecer el crecimiento de todas las plantas en general y en la huerta, de los tomates, ajo, papa, brócoli, coliflor y repollos.

3. Agrega estiércol de caballo

El estiércol no es otra cosas que excremento de caballo y es excelente para fertilizar ya que aporta nutrientes y mejora le estructura del terreno. No conviene echarlo directamente sobre la tierra sino mezclarlo previamente con materiales secos como paja o heno y restos de césped cortado y desperdicios de frutas y verduras. También hay que echarle agua para conservar cierta humedad y removerlo para que se oxigene. 

Cuando despide olor a tierra ya está listo para echar en la tierra. Este preparado es rico en bacterias benéficas que ayudan a descomponer los restos orgánicos hasta convertirse en humus. 

4. Espolvoreá ceniza de madera

Las cenizas que te quedan del asado o en la chimenea pueden convertirse en una solución “verde” o ecológica que aporta potasio, sílice, magnesio, fósforo, algo de azufre y nitrógeno, que favorecen el crecimiento. También ayudan a proteger las plantas del ataque de gusanos y hongos. Las podés esparcir alrededor de plantas que luzcan débiles o con tallos quebradizos, o en toda la superficie de los cultivos, en una proporción de 500 gramos de cenizas por metro cuadrado de tierra.

5. Aprovechá el pasto cortado

Muchas personas tiran los restos de césped cortado en lugar de aprovecharlo como un maravilloso abono natural. Para lograr este fertilizante ecológico podemos guardarlo  en un recipiente plástico, una compostera o una bolsa de plástico negra. Le podemos agregar restos orgánicos como cáscaras de huevo, frutas y verduras, café, té o yerba usados, aserrín y restos de la poda. Lo dejamos reposar a la sombra entre 4 y 5 meses cuidando que conserve cierta humedad, hasta que adquiera una textura terrosa.

6. Esparcí estiércol de conejo

Cualquiera que haya tenido un conejo sabe que son verdaderas fabricas de bolitas de estiércol. Como estos animales son herbívoros, sus deposiciones se pueden aprovechar en el jardín ya que están llenas de nutrientes. Las podés tirar directamente en la tierra o mezclar en una compostera  junto con pasto cortado y restos de frutas y verduras, regando y removiendo la mezcla durante unos días hasta que la mezcla quede oscura y con olor a tierra. 

Otra forma rápida de aprovechar este elemento es haciendo un para regar las plantas. Para ello cubrís con bolitas de estiércol el fondo de un bidón de 10 litros, completás con agua y lo dejás reposar dos o tres días antes de usar para regar. 

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